martes, 23 de noviembre de 2010

Práctica 7 de Fotoperiodismo: Bodega de "Señorío de Otazu"

Séptima práctica de Fotoperiodismo, correspondiente a la visita de la bodega "Señorío de Otazu", con toda la clase.

Cuando uno se dirige a la bodega de "Señorío de Otazu", lugar del que le han dicho que tiene la más bonita arquitectura interior de todas las bodegas de Pamplona, lo último que se espera es que las fotos que vaya a sacar le parezcan mejores las de fuera que las de dentro de la propia bodega. Quizá fuera el cielo, que le daba un dramatismo especial al paisaje plagado de viñas, o quizá fuera el simple hecho de que el horizonte hacía muy fácil el hacer una buena foto. La cuestión es que la bodega dio hasta la sensación de quedarse pequeña, a pesar del buen empeño y la alegría de un dicharachero Pepe.

Mi padre es enólogo, y como tal me ha enseñado unas cuantas cosas de una bodega normal. Lo malo es que, evidentemente estos pequeños conocimientos no me sirvieron de mucho para la fotografía... pero sí que me hicieron buscar algunos detalles de la bodega que se traducieron en algunas fotos de interés, tales como el laboratorio (el cual creo que aparte de nadie aparte de mí vio). Aún así, no eran buenos temas para sacar la mejor fotografía.

Por dentro, lo más bonito era sin duda la enorme estancia en la que reposaban los toneles, por la iluminación y por la colocación de los propios vigardos de madera. Lástima que esto nos hiciera sacar a todos los miembros del grupo fotografías parecidas, aunque de gran calidad, tal como el vino que nos ofreció a todos Pepe, a la vez que nos enseñaba a catarlo correctamente.

Aquello que también me llamó la atención de la bodega "Señorío de Otazu" fue su decoración en algunos lugares del recorrido. Parecía en algunos momento demasiado moderna para los valores que representa una bodega. Se supone que el mundo del vino indica tradición, esmero y el propio paso de los años para que el vino quede exquisito, lo cual chocaba con la escultura que encontramos a la entrada que representaba el símbolo del vino "Otazu".

De igual manera, la visita pudo catalogarse como acogedora y entretenida, con varias fotos interesantes que mostrar a los demás. Y por supuesto, poder decir que has estado en una de las bodegas con más renombre de Pamplona, lo cual no es poco.

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