martes, 23 de noviembre de 2010

Comentario y análisis de un fotógrafo: Jean Laurent

Jean Laurent (23-7-1816, 24-11-1886) se puede considerar como uno de los fotógrafos más importantes de España del siglo XIX. Nació en Francia, pero pronto se asentaría en Madrid. Pronto decidió que se dedicaría a la fotografía, la cual era su gran pasión desde pequeño. Cuentan los rumores que antes de ser fotógrafo fue cartonero, y que se dedicaba a trabajadas cajas de cartón para tales fines como la pastelería u otros posibles objetos como los cuadernos o los libros.

Las primeras fotografías de Laurent fueron retratos de estudio, pero en 1857 empezó a viajar fuera de Madrid, tomando vistas estereoscópicas (que podían verse en tres dimensiones con un visor apropiado). En 1858 realizó su primer gran reportaje, sobre la línea ferroviaria de Madrid a Alicante, por encargo de la compañía MZA. En la Biblioteca del Palacio Real de Madrid se conserva una carpeta que contiene esas fotografías que fueron regaladas a la reina Isabel II. Paralelamente se conservan negativos originales, como el de la estación de Sax, en el Instituto del Patrimonio Cultural de España.

La Casa Laurent publicó sucesivos catálogos que relacionaban sus fotografías a la venta. Contienen listados con los números y títulos de las fotografías, agrupadas por temas y provincias. Se conocen ediciones de los catálogos de Laurent de los años: 1861, 1863, 1866, 1867, 1868, 1872, 1879 y 1880. Estos catálogos son imprescindibles para fechar correctamente las vistas.

En 1858 decidió abrir su propio museo fotográfico, en el que llegaron a haber más de 20.000 fotos y que en 1879 ya había sido visitada hasta en 5.000 ocasiones en visitas guiadas. Su trabajo y sus fotografías buscaban temas bastantes característicos como corridas de toros, trabajos populares y ciudades y monumentos. Lo cierto es que su recorrido supone inventario exhaustivo de las riquezas de España, pero probablemente lo más destacado de Laurent fueran sus retratos a la Familia Real, ya que fue "Fotógrafo de Su Majestad la Reina" durante siete años, de 1861 a 1868, como bien anunciaba para promocionar su estudio con un enorme cartel a la entrada de éste. Era capaz de viajar por toda España con tal de buscar una buena fotografía. A veces se daba el caso de que viajaba por ferrocarril por la península para encontrar la foto que deseaba, y terminaba volviendo sin ella ya que el resultado de su trabajo no le terminaba satisfaciendo.

Recordando sus raíces parisinas, además de su estudio en Madrid contaba con otro en la capital francesa. En él contaba con una gran organización de personas que trabajaban para él, lo que por otro lado lleva a una cierta confusión sobre su trabajo, ya que el hecho de que hubiera demasidas personas trabajando para él suponía que no todas coincidían con el mismo estilo de fotografía que Laurent.

En cuanto al trabajo fotográfico de Laurent, probablemente lo más llamativo fue que siempre contaba con la última tecnología -para lo que era en aquel tiempo- de fotografía. Siempre pensó que una buena foto partía de una buena cámara y una buena preparación. Junto a José Martínez Sánchez inventó el papel leptográfico, utensilio muy útil usado para obtener copias en positivo de otras fotografías. En sus placas fotográficas usaba siempre el colodión húmedo, como se puede observar en las obras que nos han llegado hasta hoy (unos 12.000 negativos originales).

Otra especialidad de Laurent fue la aplicación de fotografías a los abanicos, a partir de 1864, obteniendo un Real Privilegio de Invención en España, y una patente en Francia. En varios museos se conservan abanicos ilustrados y montados con fotografías de retratos de toreros, formando un mosaico plegable. Así, el Museu Tèxtil, o Museo Textil de Tarrasa; el Museo Frederic Mares de Barcelona; el Museo Provincial de Ávila, o las Bodegas Osborne, del Puerto de Santa María, cuentan en sus colecciones con abanicos de Laurent, que tienen pegados numerosos retratos de toreros de la época, como Cúchares, Lagartijo o Frascuelo.

Tras su muerte, en 1886, fueron varios los fotógrafos que continuaron su actividad con su firma. El último de ellos fue Ruiz Vernacci, y por eso el grueso de las fotografías creadas en época de Laurent se agrupó bajo la denominación de Archivo Ruiz Vernacci. Desde 1975 el estado español se encarga de su conservación y archivo.

Opinión personal:

He escogido a este fotógrafo porque me atraía de él la simplicidad de sus fotos, como era en tiempos antiguos. Hoy día, entre edición de fotografía y otros pequeños trucos, me da la sensación de que deforma la realidad, de que no se muestra tal como es. Laurent era un fotógrafo sacrificado y que era capaz de hacer grandes esfuerzos por encontrar la foto que buscaba, cosa que en la actualidad no se suele hacer. Además, buscaba algo que para mí es lo que significa prácticamente la fotografía: el realismo.

Me parecen excelentes sus fotografías, tanto en calidad -para la época en la que vivía- como en representación de la realidad. Los temas que usa me parecen los más adecuados para la fotografía de época que hacía.


Práctica 8 de Fotoperiodismo: The other side of Pamplona

Práctica de Fotoperiodismo llamada "The other side of Pamplona", en la que teníamos que encontrar cosas feas de Pamplona, al contrario que para el concurso de "Rincones de Pamplona".

En mi tercer año como estudiante en Pamplona, no puedo decir que haya encontrado muchas cosas que me hayan parecido desagradables a la vista. Es lógico. A fin de cuentas, cuando el hombre hace algo que sabe que va a estar a la vista de los demás, intenta que quede lo más vistoso y bonito posible. Pero siempre hay cosas que, por error o por dejadez, es imposible que sean apetecibles para ser miradas. Muchas pueden ser las razones que hagan feo algo. Desde un gamberro que se ha cargado algo hasta un accidente que ha destruido un objeto o lo ha dejado dañado.

Hay cosas que uno preferiría no ver, pero si hay que observarlas, y en este caso fotografiarlas para una práctica de Fotoperiodismo, pues se da el caso de que uno hasta se alegraba de encontrar algo que fuera feo para poder fotografiarlo y mostrarlo al resto de la clase. Paradojas de la fotografía.

Práctica 7 de Fotoperiodismo: Bodega de "Señorío de Otazu"

Séptima práctica de Fotoperiodismo, correspondiente a la visita de la bodega "Señorío de Otazu", con toda la clase.

Cuando uno se dirige a la bodega de "Señorío de Otazu", lugar del que le han dicho que tiene la más bonita arquitectura interior de todas las bodegas de Pamplona, lo último que se espera es que las fotos que vaya a sacar le parezcan mejores las de fuera que las de dentro de la propia bodega. Quizá fuera el cielo, que le daba un dramatismo especial al paisaje plagado de viñas, o quizá fuera el simple hecho de que el horizonte hacía muy fácil el hacer una buena foto. La cuestión es que la bodega dio hasta la sensación de quedarse pequeña, a pesar del buen empeño y la alegría de un dicharachero Pepe.

Mi padre es enólogo, y como tal me ha enseñado unas cuantas cosas de una bodega normal. Lo malo es que, evidentemente estos pequeños conocimientos no me sirvieron de mucho para la fotografía... pero sí que me hicieron buscar algunos detalles de la bodega que se traducieron en algunas fotos de interés, tales como el laboratorio (el cual creo que aparte de nadie aparte de mí vio). Aún así, no eran buenos temas para sacar la mejor fotografía.

Por dentro, lo más bonito era sin duda la enorme estancia en la que reposaban los toneles, por la iluminación y por la colocación de los propios vigardos de madera. Lástima que esto nos hiciera sacar a todos los miembros del grupo fotografías parecidas, aunque de gran calidad, tal como el vino que nos ofreció a todos Pepe, a la vez que nos enseñaba a catarlo correctamente.

Aquello que también me llamó la atención de la bodega "Señorío de Otazu" fue su decoración en algunos lugares del recorrido. Parecía en algunos momento demasiado moderna para los valores que representa una bodega. Se supone que el mundo del vino indica tradición, esmero y el propio paso de los años para que el vino quede exquisito, lo cual chocaba con la escultura que encontramos a la entrada que representaba el símbolo del vino "Otazu".

De igual manera, la visita pudo catalogarse como acogedora y entretenida, con varias fotos interesantes que mostrar a los demás. Y por supuesto, poder decir que has estado en una de las bodegas con más renombre de Pamplona, lo cual no es poco.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Práctica 6 de Fotoperiodismo: murallas de Pamplona (2)

Sexta práctica de Fotoperiodismo, consistente en fotografiar las murallas de la Ciudadela la tarde del miércoles por la tarde para el concurso "Enfoca Pamplona".

Fue una experiencia interesante ir todos en grupo a la Ciudadela para buscar la mejor fotografía para el concurso. Hasta esta práctica, no había llevado ninguna compañía para hacer las fotos, y desde luego se nota a la hora de hacerlas. Lo cierto es que el día que hacía y la hora no eran las más adecuadas, pero aún así creo que quedaron unas fotografías con algún detalle bueno.

Es curioso observar la puesta de sol desde las murallas de la Ciudadela. Lástima que no supiera capturar el momento con alguna buena foto. Hace poco había estado en el mismo lugar tirando fotos, pero de noche. Al volver de día hizo que me fijara en algunos detalles que, claramente, no se observan gracias a la falta de luz.

Lo que me disgusta de esta práctica es que sinceramente creo que no he conseguido ninguna foto especialmente buena que me llame la atención. Sí que creo que hay alguna que se puede retocar y adecuar un poco para presentar al concurso de "Rincones de Pamplona", pero noe stoy seguro de si serán suficientemente buena. Cuestión de habilidad con el Photoshop o de volver a hacer más fotos. El tiempo dirá.

lunes, 25 de octubre de 2010

Práctica 5 de Fotoperiodismo: murallas de Pamplona

Práctica número cinco de la asignatura de Fotoperiodismo, consistente en fotografiar las murallas de Pamplona para el concurso de fotografía "Enfoca Pamplona". He buscado fotografiar las murallas de la Ciudadela.

Lo cierto es que la Ciudadela por la noche tiene un color especial. Las fotos quedan con unas tonalidades características que las hacen muy bonitas. Eso sí, queda demostrado que el hecho de fotografiar de noche no es sencillo: la falta de luz hace que el trípode sea absolutamente necesario, y en caso de no ternerlo, buscar el remedio necesario para que la foto no quede desenfocada.

Lo que fue realmente molesto en la práctica fue el hecho de que las murallas de la Ciudadela estén en restauración, y por lo tanto los diferentes elementos que por ahí andan, tales como gruas o vallas, afean mucho las fotos.

De igual manera, es una experiencia bonita haber experimentado con la fotografía nocturna y haber buscado otro enfoque para mis fotografías, para variar.

domingo, 3 de octubre de 2010

Práctica 4 de Fotoperiodismo: reflejos

Es curioso el mundo de los espejos y los reflejos. Es una especie de realidad alternativa en la que se refleja el mundo real, pero en muchas ocasiones con algún pequeño matiz que le hace parecer un poco diferente o, en algunos casos, muy diferente. Se crea un mundo que se distingue del real según las características del lugar en el que se refleje. Puede ser un lugar de reflexión plano, o cóncavo, o convexo.

En este caso, he decidido mostrar un escenario a través de un espejo cóncavo. Así todo parece mucho más alargado y se perciben los detalles mucho más exagerados. Es curioso, por que se pueden llegar a reflejar los escenarios de la manera más extraña. Pueden conseguirse ver cosas sorprendentes simplemente buscando el ángulo adecuado.

Esta práctica ha sido realmente entretenida, puesto que suponía libertad casi absoluta para poder buscar realidad reflejadas en espejos, cristales, etcétera. Aparte, el hecho de que se pudiera fotografiar a voluntad el reflejante suponía que se podía buscar cualquier tipo de reflejo para la práctica.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Práctica 3 de Fotoperiodismo: bodegón


Cuando a alguien se le nombra una obra de estilo bodegón, lo primero que se le ocurre es una obra que imita antiguo, con nada de modernidad. Se presupone una serie de elementos más o menos ordenados sobre lo que normalmente sería una mesa, una tabla o cualquier superficie lisa, ya sean frutas, objetos de diferentes tipos o incluso libros y jarrones. Y es evidente que es así. No se puede intentar innovar en este aspecto.

He intentado hacer una comparativa entre dos bodegones diferentes. Primero me puse manos a la obra con el bodegón más antiguo, el que se supone más común. En principio fue sencillo, más allá de buscar diferentes objetos que me pudieran servir para la tarea. Quizá lo más complicado fuese la iluminación, el lugar dónde pondría los objetos y, por supuesto, conseguir las propias piezas. Problemas de no demasiada complicación y que poco a poco fui solucionando y sacando adelante. Quedó un bodegón antiguo y hermoso, como mandan los cánones.

Lo complicado fue cuando llegó el momento de intentar mi segundo bodegón. Yo pretendía una obra más o menos futurista, que contrastara de fuerte manera con el primer bodegón. Es decir, que desentonara con el estilo del bodegón habitual. Y lo conseguí, pero no de la manera que yo esperaba. Según iba poniendo elementos tecnológicos me dí cuenta de que había algo que no funcionaba. Quedaba raro. Un bodegón no es un bodegón propiamente dicho si no tiene ese ente que lo hace viejo. Un bodegón tiene la propiedad innata de ser anticuado.

A continuación expongo las fotos del bodegón antiguo, y tan sólo una del moderno para demostrar que, efectivamente, queda fuera de lugar y extraño.

Mi conclusión de la presente práctica es que es difícil innovar en la creación de un bodegón, y que no es en absoluto fácil conseguir un resultado distinto al tradicional.